Las
personas que temen el fracaso se hacen representaciones internas, por
adelantado, de lo que podría fallar. Eso es lo que
les impide iniciar justamente aquellas acciones que podrían
garantizarles la consecución de sus anhelos. ¿Usted teme
al fracaso? Bien, pero ¿no será enemigo de aprender? 'I'oda
experiencia humana puede enseñarle algo, y en este sentido usted
siempre triunfará en todo cuanto haga.
El escritor Mark Twain dijo
una vez:
«No hay cosa más triste que un joven pesimista».
Tenía
razón. Quienes creen en el fracaso se garantizan, prácticamente,
una existencia mediocre a sí mismos. Quienes alcanzan la grandeza no
perciben el fracaso. No se fijan en él. No dedican emociones
negativas a una cosa que no sirve.
Nuestras
dudas son traidoras, y por ellas perdemos el bien que con frecuencia
pudimos ganar, por miedo a intentarlo.
WILLIAM SHAKESPEARE
Los
ganadores, los líderes, los mejores (gente que tiene el poder
personal), comprenden que si uno intenta algo y el desenlace no es el
esperado, se trata en realidad de una realimentación: uno utilizará
esa información para ajustar más sus distinciones acerca de lo que
ha de hacer para producir los resultados que deseaba.
Buckminster
Fuller ha escrito:
«Todo
lo que han aprendido los humanos, lo aprendieron como consecuencia de
experiencias de ensayo y error, exclusivamente. Los humanos han
aprendido siempre a través de sus equivocaciones».
A
veces aprendemos de nuestras equivocaciones, y a veces de los errores
ajenos. Tómese un minu- to para reflexionar sobre los que considere
los cinco «fracasos» más grandes de su vida. ¿Qué aprendió
usted de esas experiencias? Es muy posible que figuren entre las
lecciones más valiosas que haya recibido nunca.
Fuller
usa la metáfora del timón. Dice que cuando gira el umón de un
barco hacia un lado u otro, el navio tiende a seguir girando más
allá de lo que se proponía el timonel, quien ha de corregir la
desviación volviendo el timón hacia el sentido inicial, en un
proceso continuo de acción y reacción, de ajustes y correcciones.
Grabe esa imagen en su mente, la del timonel que gobierna su barco,
que lo lleva hacia su punto de destino contrarrestando miles de
desviaciones de su rumbo teórico, por más tranquilas que estén las
aguas. Es una imagen seductora, y al propio tiempo un modelo
estupendo para quien quiera vivir con éxito.
Pero
la mayoría de nosotros no pensamos de esta manera. Cada error, cada
desviación, añaden peso al fardo emocional. Son fracasos. Dan una
mala imagen de nosotros. Muchas personas, por ejemplo, se reprochan a
sí mismas su exceso de peso. Tal actitud no produce ningún cambio
efectivo. Más les valdría asumir el hecho de que han tenido éxito
en producir un resultado, llamado exceso de grasa, y que ahora deben
producir otro resultado nuevo, llamado adelgazamiento. Nuevo
resultado al que se llegará por medio de nuevas acciones.
Si
alguien no está seguro de las acciones que se necesitan para
producir este resultado, le aconsejo que modele a alguien que haya
producido ese resultado que se llama adelgazamiento. Tome nota de la
acción concreta que produce esa persona, mental y físicamente, para
mantenerse en forma. Produzca las mismas acciones y producirá los
mismos resultados. Pero mientras considere usted su exceso de peso
como una derrota, permanecerá inmovilizado. En cambio, tan pronto
como lo contemple como un resultado que usted ha conseguido, y que
por consiguiente puede usted cambiar sin más demora, el triunfo está
garantizado.
Anthony Robbins
Poder sin límites
Comentarios