El
poder simbólico de las diez Sefirot
Las
diez sefirot, o árbol de la vida de la cábala, comprenden una
enseñanza compleja que fue
evolucionando a lo largo de muchos siglos, una enseñanza
increíblemente análoga a la de los chakras y sacramentos.
En la
cábala medieval, las diez sefirot describen las diez cualidades de
la naturaleza divina. Dado que tres de estas cualidades están
emparejadas con otras tres, en realidad las diez cualidades se pueden
agrupar en siete planos o niveles, que suelen representarse en forma
de un mítico árbol de la vida invertido, con las raíces arriba, en
el cielo.
En The
Zohar: The Book or Enlightenment, Daniel
Chañan Matt dice que
las diez sefirot se consideran el programa divino de la enseñanza según la cual «el ser humano está creado a imagen de Dios» (Génesis 1,27). Lo Divino comparte diez cualidades con los seres humanos; estas cualidades son poderes que se nos manda desarrollar y acendrar en nuestro viaje por la vida.
las diez sefirot se consideran el programa divino de la enseñanza según la cual «el ser humano está creado a imagen de Dios» (Génesis 1,27). Lo Divino comparte diez cualidades con los seres humanos; estas cualidades son poderes que se nos manda desarrollar y acendrar en nuestro viaje por la vida.
Aunque
el judaísmo defiende el rostro más abstracto de Dios, las diez
sefirot describen todo lo que es permisible de la personalidad de
Yahvé.
A
diferencia de otras tradiciones religiosas, el judaísmo jamás
consideró que sus profetas fueran encarnaciones directas de lo
Divino. El budismo, en cambio, comienza con un hombre, Siddhartha,
que fue ungido para llevar el mensaje de la iluminación a la gente
de la tierra; el budismo no describe a un Dios semejante a un ser
humano, pero el hinduismo tiene muchos dioses que han venido a la
tierra, y el cristianismo tiene al «hijo de Dios» que vivió
treinta y tres años entre los hombres.
Las
diez sefirot son las cualidades de lo Divino que también conforman
al ser humano arquetípico. Estas cualidades se interpretan a la vez
como la esencia de Dios y como caminos por los cuales podemos volver
a Dios. Cada cualidad representa un progreso hacia una revelación
más poderosa de los «nombres» o «rostros» de Dios.
Estas
diez cualidades suelen describirse como vestiduras del Rey,
vestiduras que nos permiten mirar al Rey, la fuente de la luz divina,
sin cegarnos.
La otra imagen, el árbol invertido, simboliza que las
raíces de esas diez cualidades están profundamente arraigadas en
una naturaleza divina que nos atrae de vuelta al ciclo mediante la
oración, la contemplación y las obras. Nuestra tarea es ascender a
nuestra fuente divina desarrollando esas diez cualidades en nuestro
interior.
Las
cualidades de las diez sefirot, los sacramentos cristianos y el
sistema de chakras son prácticamente idénticas. La única
diferencia está en la forma de numerar los poderes.
Mientras
los sacramentos y los chakras ponen el número uno en la base y
cuentan hacia arriba, las diez sefirot ponen el número uno arriba
(las raíces del árbol) y cuentan hacia abajo.
Aparte
de eso, las cualidades atribuidas a cada uno de los siete niveles o
planos son casi idénticas.
El
orden aceptable de las diez Sefirot, los nombres más comúnmente
utilizados y su significado simbólico son los
siguientes:
1.
Kéter (a veces se escribe Kether Elyon), la corona suprema de Dios.
Representa la parte de lo Divino que inspira la manifestación
física. Esta sefirá es la más indefinida y por lo tanto la más
incluyente. No hay ninguna identidad, ninguna especificidad en este
punto de inicio entre cielo y tierra.
2.
Jojmá, la sabiduría. Esta sefirá representa el punto de contacto
entre la mente divina y el pensamiento humano. Mediante esta energía
comienza a formarse la manifestación física; la forma precede a la
expresión real.
3.
Bina, el entendimiento y la inteligencia de Dios. Bina es también la
madre divina, la matriz donde todo se prepara para nacer. Esta sefirá
equivale al ánima de Jojmá.
4.
Jésed, el amor o clemencia de Dios; también grandeza. Esta sefirá
está emparejada con la quinta, Gueburá.
5.
Gueburá (también llamada Din), poder, juicio y castigo. Jésed y
Gueburá se consideran los brazos derecho e izquierdo de Dios. Estas
dos cualidades se equilibran mutuamente.
6.
Tiféret (también llamada Rahamin), compasión, armonía y belleza.
Esta sefirá se considera el tronco del árbol o, por utilizar un
símbolo comparable, el corazón del árbol.
7.
Nétzaj (o Nezá), la resistencia de Dios. Esta sefirá está
emparejada con la octava, Hod, y juntas representan las piernas del
cuerpo.
8.
Hod, la majestad de Dios. Juntas, Nétzaj y Hod forman las piernas
derecha e izquierda de Dios. Son también la fuente de la profecía.
9.
Yesod, el falo, la fuerza procreadora de Dios, que funde la energía
convirtiéndola en forma física. A esta sefirá se la llama también
La Virtuosa, y se alude a ella en Proverbios 10,15 llamándola
«Cimiento
del mundo».
10.
Shejiná (también llamada Keneset Yisra'el y Malkut), lo femenino,
la comunidad mística de Israel. Todo Israel es sus extremidades
(Zóhar, 3,23 Ib).
Cuando
Tiféret (compasión) y Shejiná (lo femenino) se fusionan, el alma
humana despierta y comienza su viaje místico. En ese momento las
sefirot dejan de ser meras abstracciones y se convierten también en
el mapa del desarrollo espiritual, orientando a la persona individuo
en su camino de ascenso.
Del
libro Anatomía del Espíritu Caroline Myss
Gracias
por leer El
poder simbólico de las diez Sefirot
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