Aprendiendo a Meditar

El proceso de meditación se divide en cinco partes, cada una conduce sucesivamente a la otra.
Tomaremos estas diversas etapas y las estudiaremos por separado, porque al dominarlas podemos
atribuir el ascenso constante del hombre espiritual consciente, desde la esfera del sentimiento a la del
conocimiento, y de ésta a la iluminación intuitiva.



 Estas etapas pueden ser brevemente enumeradas:


1. Concentración. Es el acto de concentrar la mente, aprendiendo a enfocarla y a utilizarla.
2. Meditación. Es el enfoque prolongado de la atención en una dirección y el firme
mantenimiento de la mente sobre cualquiera idea deseada.
3. Contemplación. Es una actividad del alma, en forma independiente de la mente, mantenida
en estado de pasividad.
4. Iluminación. Es el resultado de los tres procesos anteriores, y consiste en hacer descender
a la conciencia cerebral el conocimiento adquirido.
5. Inspiración. Es el resultado de la iluminación, tal como se manifiesta en la vida de servicio.

Estas cinco etapas, seguidas fielmente, conducen a la unión con el alma y al conocimiento directo
de la divinidad. Para la mayoría de quienes emprendan el estudio de la meditación, la etapa que debe
absorber su atención durante largo tiempo ––casi con exclusión de todas las demás–– es la
concentración, el control de los procesos mentales. Se supone que existe cierta medida de aspiración,
de lo contrario no habría deseo de meditar. Sin embargo, debe señalarse que la aspiración no sirve de
nada, salvo este apoyada de una fuerte voluntad , la aptitud para perservar y la paciente persistencia .

Para la meditación,
hay siete aspectos de la postura ideal:




1. Si no nos duele, lo mejor es la postura vajra, con las piernas cruzadas y los pies
descansando hacia arriba sobre los muslos. Sin embargo, si nos duele sentarnos en esta
posición y se distrae la mente, debemos poner el pie izquierdo bajo el muslo derecho y
descansar el pie derecho sobre el muslo izquierdo.
2. El tronco debe estar tan derecho y erecto como sea posible.
3. Los brazos deben estar arqueados, sin pegarlos a los lados del cuerpo ni echados hacia
atrás; deben estar en reposo pero firmes. El dorso de la mano derecha descansa en la
palma de la izquierda; los pulgares están al nivel del ombligo.
4. El cuello se curva ligeramente hacia delante, con la barbilla recogida. Esto hace que la
espina dorsal quede recta como una pila de monedas.
5. Los ojos se enfocan en línea recta a lo largo de los lados de la nariz, sin estar
totalmente abiertos ni cerrados.
6. La boca y los labios deben estar relajados, ni abiertos ni apretados.
7. La lengua presiona suavemente contra el paladar.




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