La salud es el estado en el cual el ki fluye sin impedimentos
por el organismo, nutriendo así cada órgano y cada célula del cuerpo.
El esquema con los cinco elementos es el mismo: fuego, tierra, metal, agua y madera.
Por lo que
respecta a la salud física, cada elemento está asociado con un grupo de órganos,
los cuales, a su vez, se nutren mutuamente y forman un todo integrado.
Las cinco fases y sus sistemas orgánicos relacionados son los siguientes:
Fuego: El corazón, el sistema circulatorio y el intestino delgado.
El
corazón y el intestino delgado están unidos, y en la medicina oriental se
consideran sistemas orgánicos relacionados. Se considera que se nutren
mutuamente. El corazón es el órgano contraído, o yang, mientras que el
intestino delgado es el órgano expandido, o. yin. Mientras se nutren mutuamente
también pasan la energía a la fase tierra. Por este motivo decimos
que los órganos fuego son la madre de los órganos tierra, porque les
proporcionan fuerza vital.
Tierra: El estómago, el bazo y el páncreas. Los órganos tierra son la
madre de los órganos metal.
Metal: Los pulmones y el intestino grueso. Los órganos metal son la madre
de los órganos agua.
Agua: Los riñones y la vejiga. Los órganos agua son la madre de los
órganos madera.
Madera: El hígado y la vesícula biliar. Los órganos madera son la madre
de los órganos
Fuego, es decir, el corazón, el sistema circulatorio y el
intestino delgado.
Con esto se completa el ciclo, que no se cierra sino
que continúa.
Si todos los elementos están trabajando de manera óptima, no aparece
ningún síntoma y la salud es óptima. Si, por otro lado, una o más fases
están obstruyendo la energía, el sistema orgánico correspondiente va
a sufrir. En consecuencia, aquellas personas que dañan su hígado suelen
sufrir problemas cardiacos y del intestino delgado, mientras que aquellas
que dañan su bazo, estómago y páncreas también sufren enfermedades
del intestino grueso y pulmones.
Al mirar el cuerpo según las Cinco Transformaciones, podemos ver
fácilmente la armonía dentro de los sistemas humanos y conocer la importancia
de cada órgano para el cuerpo en cuanto un todo.
Por ejemplo, lo normal sería decir que la digestión la realizan el estómago y los intestinos, pero según las Cinco Transformaciones, la digestión
depende absolutamente del sano funcionamiento del bazo.
Sabemos que, desde el punto de vista biológico, el bazo filtra y
elimina de la sangre las células dañadas y muertas y le aporta células inmunitarias,
como los linfocitos y otros glóbulos blancos. En la medicina
occidental, el bazo no se considera esencial para la vida y suele extirparse
quirúrgicamente, como en el caso de ciertos cánceres y otros
trastornos.
La medicina oriental, en cambio, considera el bazo uno de los órganos
más importantes y esenciales para el funcionamiento ordenado de la
vida. La energía del bazo, es decir el ki emanado del bazo, rige el movimiento
del alimento durante la digestión. La energía del bazo ayuda a
transportar el alimento por el intestino. Mientras hace esto también
ayuda al intestino delgado a convertir la esencia del alimento, es decir
los nutrientes esenciales, en sangre y ki. El bazo envía ki a los pulmones
y al intestino grueso. De esa manera nutre estos órganos con fuerza vital,
haciendo posible la respiración y la eliminación de los desechos.
La energía debe emanar libremente desde el bazo para nutrir de forma
adecuada los pulmones y el intestino grueso. Esta energía del bazo
es necesaria para crear la peristalsis(contracciones musculares como oleadas que transportan los alimentos a las diferentes estaciones de procesamiento del tracto digestivo) y hacer avanzar los desechos por el
intestino hasta salir del cuerpo.
Usted podría decirse: «Pero yo pensaba que el intestino hace eso
solo». Si mirara estrictamente el intestino, podría tener razón, pero el grado de capacidad del intestino para realizar la peristalsis depende de
la energía que recibe del bazo.
Normalmente, si el bazo tiene problemas, habrá exceso de gases, acidez
estomacal o algún otro problema digestivo, como la acedía (Sensación de ardor en el estómago o en la garganta provocada por un exceso de ácido en el estómago.), por ejemplo.
Si hay problemas de digestión, por lo tanto, hemos de tratar el tracto
intestinal y también el elemento tierra. La energía del bazo necesita que
en el cuerpo haya un ambiente alcalino. Cuanto más acida está la sangre,
más sufre el bazo. Por lo tanto, para la salud del bazo es esencial masticar
bien los alimentos, ya que la saliva es una substancia alcalina. Cuanto
menos se mastica, menos saliva impregna los alimentos y peor es la
salud del bazo.
Según la medicina oriental, la energía del bazo también rige la sangre.
Cuando hay hemorragia del útero o cualquier otro problema con pérdida
de sangre, la medicina oriental recomienda tratar el bazo, porque el
bazo contiene y canaliza la sangre por el cuerpo. Si la energía del bazo
es débil, la sangre se saldrá de sus capilares produciendo hemorragia en
alguna parte blanda del cuerpo.
Si el bazo, el estómago y el páncreas son estimulados excesivamente
durante un tiempo, finalmente se debilitarán tanto que serán incapaces
de hacer pasar la energía a los pulmones e intestino grueso, haciendo a
su vez sufrir a estos órganos.
La relación entre el bazo y el intestino grueso es esencialmente la misma
que existe entre el intestino grueso y los riñones; los riñones y el hígado; el hígado y el corazón, y el corazón y el bazo. Cada uno nutre al
otro con ki, haciendo posible su funcionamiento óptimo.
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