Ley de Atracción

La premisa principal de la ley de la atracción es que los pensamientos que albergas
en tu mente forjan la persona en la cual te convertirás.


Si acoges pensamientos inferiores, el dolor te seguirá como sigue el arado al buey. Si en cambio tus pensamientos son elevados, te seguirá la dicha como tu propia sombra. Esto es un hecho.




El desarrollo del ser humano está gobernado por leyes, no por el azar o por la
suerte. La ley de causa y efecto es absoluta e inquebrantable, tanto en el mundo invisible
e intangible de nuestros pensamientos, como en el mundo de los objetos visibles y

materiales.

 Un carácter ético y noble nunca es el producto de la suerte o la coincidencia,
sino el resultado natural de un esfuerzo constante por albergar pensamientos correctos en
nuestra mente y asociarnos con ideas dignas y admirables. De igual manera, un carácter
ruin y cruel es el resultado de pensamientos viles albergados continuamente.

Nosotros mismos nos encargamos de construirnos o destruirnos. Nuestros
pensamientos pueden ser las herramientas con las que construimos mansiones de
felicidad, fortaleza y paz, o las armas con las que terminamos destruyéndonos.

Al elegir y albergar en nuestra mente los pensamientos correctos, caminamos hacia
ese estado de perfección, y nos convertimos en las personas de éxito que estamos
destinadas a ser. Al permitir que ingresen pensamientos equívocos y errados en nuestra
mente, nos alejamos de dicho estado de perfección. Entre estos dos extremos se encuentra
una multitud de perfiles que cada uno de nosotros se ha encargado de moldear.


De todas las verdades que hemos podido descubrir o reencontrar, ninguna es más
grandiosa y llena de esperanza que la que nos presenta James Allen en su libro: Cómo
piensa el ser humano, así es su vida:

"El ser humano siempre es el amo y señor, aún en su estado de mayor debilidad y
abandono, cuando ha decidido gobernar sus asuntos con necedad y poca atención. Sin
embargo, cuando reflexiona acerca de su precaria condición, y comienza a buscar
diligentemente la causa que lo llevó a ese estado, se transforma en el amo sabio que
canaliza inteligentemente su energía, y crea pensamientos fructíferos. Cada uno de
nosotros puede convertirse en ese amo sabio con sólo entender el gran poder de las leyes
que gobiernan nuestra manera de pensar.

Aquel que vigila y controla sus pensamientos, que estudia cada efecto que dichos
pensamientos tienen en sí mismo, en los demás, en su vida y circunstancias, enlazando
causa y efecto y utilizando cada experiencia y hecho cotidiano, por trivial que parezca,
para obtener un mayor conocimiento de sí mismo, será premiado con entendimiento,
sabiduría y poder. En ese sentido, como en ningún otro, se aplica la ley absoluta que siempre funciona .

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"Aquel que busca, encontrará; aquel que toca la puerta, se le abrirá". Sólo con paciencia,
práctica y osadía puede entrar el ser humano por la puerta del templo del conocimiento".





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La Ley de la Atracción
Mitos y verdades sobre el secreto más extraño del
mundo.
Dr. Camilo Cruz

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